jueves, 25 de noviembre de 2010

pintura romantica

Caspar David Friedrich (1774-1840)


“Sus cuadros deben su extraordinaria fuerza menos a los símbolos que a su sutileza visual, una manera única de contemplar y de representar, esa extraña e intensa polaridad de la proximidad y la distancia, del detalle preciso y el aura sublime. El punto de mira rara vez es el de un naturalista con los pies en el suelo. Con Friedrich lo usual es que nos encontremos suspendidos en el aire.” (Hugh Honour, El Romanticismo)

Figura clave el arte alemán a caballo entre los siglos XVIII y XIX, Caspar David Friedrich, consiguió elevar al paisaje hasta cotas que nunca antes se habían alcanzado, convirtiéndolo en un transmisor de sensaciones, de contenidos simbólicos y místicos, como nunca antes se había hecho, y que se convertirá en una de las señas de identidad del torturado romanticismo germánico.

La presencia de la figura humana es casi anecdótica, pero no por ello menos evidente, un ser humano que en muchas ocasiones se siente perdido ante la naturaleza que le rodea, a veces amenazante, un ser consciente de su pequeñez ante el mundo natural al que se asoma con temor y reverencia a sus acantilados, o se queda mirando al mar tal vez intentado penetrar en su inmensidad. Otras veces, lo eleva sobre las montañas y deja que su miraba planee por encima de la niebla y busque otros picos más allá, y tal vez en ese momento, darse cuenta de lo absurdo que resulta querer aprehender de un solo golpe de vista todo lo que le rodea. Personas que no se comunican con el espectador, al que le dan la espalda, ausentes, ensimismados en sus pensamientos o en conversaciones privadas a las que no tenemos derecho a acceder. Un ser humano que en su presencia “ausente” amplifica el sonido de la naturaleza, éste nos llega de una forma más clara, nítida, sin ningún elemento que lo distorsione.


Unas obras que nos hacen llegar la visión interior que el artista tenía de una realidad natural infinita, inconmensurable, ya se trate de cielos nublados o abiertos, las montañas, el mar, el bosque o el árbol solitario que eleva sus ramas retorcidas y desnudas hacia un cielo al que parece pedirle una ayuda que sabe que no le dará.

Friedrich presta atención a “fenómenos o aspectos de la naturaleza que significaron poco o nada para los paisajistas anteriores a Friedrich, concretamente: niebla a orillas del mar, campos arados, bancos de nubes al atardecer en un cielo iluminado por el resplandor del sol poniente o diseminado con estrechas brechas luminosas, el crepúsculo en montañas y en bosques y en una bruma invernal sobre la nieve recién caída”. (Fritz Novotny, Pintura y escultura en Europa 1780-1880). El mismo autor, cita dos frases el escultor francés David d’Angers escritas después de la visita que hizo al taller del alemán en 1834: “Aquí hay un hombre que ha descubierto la tragedia del paisaje”; “El alma de Friedrich es sombría; entendió perfectamente que puede utilizarse el paisaje para pintar las grandes crisis de la naturaleza”. 


Paisajes en los que en ocasiones aparecen ruinas de antiguas abadías y cementerios, en medio del bosque nevado, que imponen una presencia salida de entre la niebla, como paisajes de un mundo que está más allá del que podemos percibir con nuestros sentidos, y que muy en la línea del romanticismo, tienen un aire gótico, por aquellos años el estilo arquitectónico más admirado, entre otras razones por su relación con lo natural, por el recuerdo a los bosques y los árboles con sus ramas arqueadas, además del simbolismo que se oculta detrás de todos y cada uno de los elementos que dan forma a una catedral gótica.

Son obras las de Friedrich que piden que el espectador se involucre en ellas, que las mire con atención, que las “piense”, porque tienen un algo que seguramente no sabremos definir con exactitud, pero que notamos que nos atrae, que nos hace poner toda nuestra atención para “escuchar” el mensaje que el artista nos sigue enviando a través de los siglos. Obras en las que se dan la mano la historia, la mitología, la religión (Friedrich se educó en la fe luterana), la literatura, la arqueología, entre otras, para crear unas obras que unas veces nos sobrecogen por ese algo intangible que está ahí, y otras veces nos estremecen por su belleza.

El pintor falleció en la ciudad de Dresde en la pobreza y sumido en un estado de profunda melancolía, ese que tantas veces había reflejado en sus obras.

rafael de diego

"El amor a la patria me decidió a ponerme a la cabeza de los dignos españoles que despreciando los cadalsos juraron libertad o muerte..."

jose san martin

"El que se está ahogando no repara en lo que tiene a mano para agarrarse."
"Sólo quiero Leones en mi regimiento"
"No esperemos recompensas de nuestras fatigas y desvelos."
"Mis necesidades están suficientemente atendidas con la mitad del sueldo que gozo."

simon bolivar

  • "¡Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la Unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro."
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  • "Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad". Carta al coronel Patricio Campbell redactada en Guayaquil, el 5 de agosto de 1.829. (Para algunos editores de Wikipedia, esta frase proviene de la denominada Carta de Jamaica en 1815 pero este dato es erróneo)
  • "Como amo la libertad tengo sentimientos nobles y liberales; y si suelo ser severo, es solamente con aquellos que pretenden destruirnos."
  • "De lo heroico a lo ridículo no hay más que un paso."

jueves, 18 de noviembre de 2010

viva la pepa

 
¡VIVA LA PEPA!
La primera constitución española fue llamada “La Pepa” porque fue promulgada el día de San Jose, el 19 de marzo. Este es el origen de la expresión: <<Viva la Pepa>>
¿Qué sucedió a la vuelta de Fernando VII?


Tras la negativa del rey Fernando VII a aceptar la Constitución de 1812, redactada en Cádiz durante su ausencia, numerosos alzamientos liberales estallaron por toda la península. El más celebre fue el del general Riego,  se vio obligada a jurar la Constitución diciendo: “Españoles, hoy juro de buen grado de Constitución que tanto anheláis”. Pero el rey, a pesar de las apariencias, no dejó de conspirar para reinstaurar el absolutismo en España y, tres años mas tarde, hizo al poderoso ejército de la Santa Alianza, que derroto a lasa tropas liberales. El general Riego fue finalmente capturado y ejecutado.